Es lo más normal que hay, ver a una chica linda, tener la intención de hablarle y en ese momento sentir nervios, o que se te revuelve el estómago, incluso comenzar a transpirar. Ahora bien, lo malo está en que por esa incomodidad uno no se anime a hablarle. El miedo cuando no se reconoce se sufre, y por más de que quieran escaparle eso no soluciona nada. Muchos maestros de seducción proponen sus curas (algunas incluso instantáneas) para la ansiedad de aproximación. A pesar de todas estas soluciones que dan el problema número uno en la comunidad sigue siendo el mismo: El miedo al encare. Este problema es tan básico y primordial que muchos piensan que si lo superaran ya se ganarían a todas las minas, lo cual es falso. El árbol les tapa el bosque, y no les deja ver los otros miles de problemas que hay en las relaciones.

Lo que argumentan generalmente los hombres que se excusan es que no saben que decirle. ¡Para eso están los abridores!... por más burdos que sean. Pero esa no es la causa, este es un problema de esencia, de personalidad, de conciencia, en el hombre. La raíz de esto es netamente filosófica y espiritual. Yo no te puedo dar ninguna solución, ya que es un problema que sinceramente yo nunca viví, nunca me asustó hablarle a una desconocida por la calle, es más si yo no le hablaba después cuando me volvía me sentía culpable y me lamentaba por la oportunidad que había desaprovechado, eran emociones mucho más feas que esos nervios que sentía. A pesar de yo tener una facilidad o talento natural para encarar, cosa que también fui entrenando a sudor y lágrimas, a veces hasta el día de hoy me agarran en algunas situaciones unos pequeños nervios, como por ejemplo cuando estoy en un lugar que no conozco o hay hombres en su grupo. Pero voy igual, tomo acción, eso es lo que importa y lo que muestra que no hay ningún problema en realidad. Para hacerte entender aún más cuál era mi caso solo te digo que yo he sentido emociones mucho más feas y duras que la ansiedad de aproximación, por eso nunca tuvieron cabida en mi esas inhibiciones.

Los consejos que te voy a dar para esto son fundamentalmente dos: 1) Reflexionar: Esto te será útil para desenredar tu cabeza, tratá de analizar tus sentimientos, tus dudas y tus miedos, reconocélos. Pensá también en tus deseos y tus sueños, motívate, comprendé que es lo que de verdad querés lograr en tu vida. Además, la meditación te va a ayudar mucho, incluso a la vez reflexionando sobre ese problema. Te vas a dar cuenta con el tiempo que esos miedos son inocuos y sin sustancia. En suma, no corres ningún riesgo, sólo podés obtener beneficios. 2) Tomar acción: Pero no te podes quedar sólo con tu mente, más importante sobretodo es actuar e ir firmemente por lo que queres. Empezá a practicar, de a poco, poniéndote objetivos. Salí de tu cabeza y entrá a tu vida. Si no te decidís a encarar de verdad jamás superarás la ansiedad de aproximación.

No hay más ciencia que esa, suenan burdos y simplistas quizá mis consejos, pero te recuerdo que la seducción no es ni matemática ni lógica, es sencilla y mundana. Para empezar incluso te puede ser útil la tan conocida e “infame” regla de los 3 segundos. La cual establece que si ves a una chica linda tenés hasta 3 segundos de tiempo para ir a hablarle, si el límite se sobrepasa, te entrarán las dudas y terminarás arrugando.

Como dije al principio, este es un problema espiritual y filosófico. Sólo tomando conciencia de él y haciendo las prácticas espirituales que aquí doy lo van a poder resolver. Para mí, siempre ha sido cosa del sentido común insinuármele a una chica que me gusta. ¿Qué más podría ser?

Extraído del libro "Espiritualidad y Seducción".