Hoy voy a contaros un poco sobre mí para que me conozcáis un poco más y para que veáis cómo he llegado hasta aquí.
ORIGINS
Para empezar deciros que tengo 27 años y, como a todos vosotros os habrá pasado, he tenido diferentes etapas en mi vida que coinciden cuando he cambiado de amistades. Me considero una persona simpática con la que se puede hablar largo y tendido, amigo de mis amigos, dispuesto siempre a ayudar a los demás de forma desinteresada. Mis primeros amigos se remontan a la niñez. En esa época no tenías muchas opciones para elegir tus amigos. A mí me pasaba una cosa y es que lo normal es que vayas a un colegio cerca de tu casa con lo que tus amigos eran también tus vecinos con los que podías fácilmente quedar pero yo vivía en un barrio diferente al de mi colegio. Estoy hablando con una edad de unos 6-9 años para que os metáis en mi piel. Además hay que comentar que mis padres son un poco protectores y yo era el típico hijo bueno y educado. Mis compañeros del colegio quedaban muchas veces después de clases y como a esa edad no me dejaban mis padres irme tan lejos sólo así que no tenía otra relación que la del colegio. En cuanto a mis vecinos, pues vivía en un bloque de pisos donde prácticamente todos eran personas mayores y me bajaba a un parque donde jugaban los niños pero unos de los problemas que aún tengo es que cuando quiero conocer gente nueva pues me costaba mucho arrancar una conversación. En cambio cuando eran otros los que me buscaban para hablar o simplemente en ese momento no buscaba caer bien a nadie no tenía ningún problema. Así es como empecé a tener dos grupos de amigos hasta que me cambié de nuevo a otro colegio con 9 años pero en otra ciudad, Chiclana de la Frontera. Yo no quería ir porque era un ambiente desconocido, los chiclaneros tienen fama de brutos (con el tiempo vi que esto no era del todo cierto. Saludos a todos los chiclaneros que sois los mejores). Así que otra vez a empezar. También dejé un poco de lado a mis vecinos porque me centré más en mis estudios ya que mi padre era profesor en dicho colegio y eso era una presión muy grande para mí. Aparte de que como repitiera, mi padre me cogería porque estaba en un curso por detrás mía y eso podía ser un infierno psicológicamente. Terminé primaria para regresar a San Fernando y volverme a encontrar con mis viejos compañeros del colegio. En esta etapa empecé a salir en pandilla con ellos. Éramos muchos y aunque al principio todo iba bien, después empezaron los problemas entre nosotros. Muchas envidias, muchas peleas incluso a puñetazos, mucho falserio y a todo esto había que añadir que la única diversión que tenían era explotar hasta la saciedad los defectos de los demás. Así que ante esa actitud lo mejor era estar callado para no decir nada que ellos pudieran tomar como risa y ridiculizarte delante de todos los demás y lo que era aún peor entre las chicas. Así que aquí identifico el origen de otro de mis problemas y es que cuando estoy en un grupo de personas, me convierte en una sombra (ver, oir y callar). El protagonismo lo dejaba a los demás y cuando algún día tenía mi momento de gloria, ya habría alguien para meterse de por medio y hacer la gracia para desviar la atención o para hundirme de cuestión de segundos. Me marché por voluntad propia de esa pandilla para empezar en otra que conocí los últimos años de instituto. Todo muy bien hasta que otra vez empezaban las gracias y ridiculizar a los demás. Empecé la universidad pero ya estaba tan mal con una autoestima tan bajo que me impedía disfrutar del primer ciclo. Cansado de todo esto tomé la decisión más importante de mi vida. Irme a Madrid a terminar mi carrera.
¡Qué gran cambio! Descubrí allí que la gente no era como había conocido hasta ahora. No disfrutaban haciendo la vida imposible al resto de amigos. Estuve en un colegio mayor y luego en una residencia de estudiantes. Allí hice un grupo de amigos y además del grupo de la facultad pero aunque me sentía mucho más cómodo con todos ellos, no terminaba de liberarme de la carga tan pesada que tenía. Mi último año en Madrid fue el mejor de todos porque hice un master donde conocí a los mejores amigos que uno podía tener. Nunca me había visto tan integrado como en ese grupo y además me sentía muy alfa. Pero excepto ese año muchas veces me veía como un aburrido hasta que a los pocos meses de estar allí me saqué novia. Ella era de Castellón y estaba ese año en Madrid para hacer un master. Ella era un año mayor que yo. Guapa, simpática, extrovertida y cariñosa eran sus principales cualidades. Al principio todo iba genial pero terminó en el curso y teníamos que mantener la relación a distancia. Cada 3 semanas iba a su casa a verla. Estaba muy integrado en su familia desde el primer momento. A mi casa iba de tarde en tarde y mis amigos de Cádiz habían pasado a ser conocidos. Después de 4 años de relación y a uno para casarnos me fui a trabajar a Valencia para estar más cerca de ella. El último año la situación se había enfriado un poco. Pensé que era porque estábamos cansados de la distancia, así que pensé que esto lo solucionaría. También tuvimos una serie de problemas con su ex y otro amigo que iban detrás de ella. Pues los seis meses que estuve allí fue todo un infierno. Pelea tras pelea por tonterías y mira que soy una persona tranquila y con mucha paciencia. Me callaba muchas cosas para no discutir pero si lo hacía se salía con la suya y me cansé. Así empezaron todos los problemas. Al final me dejó por teléfono en vísperas de año nuevo cuando estaba en casa y con los billetes de tren para irme al día siguiente para estar con ella. Después de mucho insistir me confiesa que está con su ex pero les duró muy poco tiempo. Al mes y medio ya me estaba llamando para verme y para decirme lo mucho que me quería pero le dije que yo no era el segundo plato de nadie y se acabó. ¿Se acabó? No del todo. Desde entonces empezó ella una campaña para hacerme la vida imposible con e-mails, llamadas con número oculto y sms sólo para decirme lo feliz que está, que iba a una fiesta en una discoteca de moda en Madrid con un chico que había conocido y que no sabía qué ponerse, etc. Al principio lo pasé muy mal pero hubo un momento que parece que se cansó porque yo no le devolvía la pelota y entonces empecé a recuperarme pero me equivoqué. Me hundí al recibir su último sms sólo para decirme que se casaba un par de meses después de nuestra fecha de bodas con un tío que según creo no llevarían ni 8 meses juntos. Fue entonces cuando realmente me di cuenta que tenía que cambiar. En ese momento me encontraba sin rumbo porque ya tenía un futuro a su lado y ahora no tenía nada.
No sabía qué hacer con mi vida. Regresé a Cádiz para estar al lado de mi familia porque necesitaba todo su apoyo y sus ánimos. Me salió un pequeño trabajo que aunque no era lo que deseaba pero por lo menos me permitía ganar algo, distraerme y no pensar en ella. También me sirvió para conocer gente pero no terminaba de recuperarme hasta que un día di con la solución. Al principio mis esfuerzos era por borrar todos los recuerdos que tenía de ella pero ese mismo esfuerzo hacía justamente lo contrario hasta que un día hice una locura y fui a su pueblo pero no para quedar con ella sino simplemente porque me apetecía darme un paseo por sus calles, pasar por delante de su casa y para ver nuestra casa que la estaban construyendo. A lo mejor no me entenderéis pero en ese momento era lo que deseaba hacer y después de recibir el sms de que se casaba, cogí mis cosas y me fui el fin de semana yo sólo para pensar. Necesitaba encontrarme a mí mismo. Fue la segunda mejor decisión de mi vida. Sobretodo cuando a punto de coger el cercanías para Valencia la vi de lejos junto con sus padres entrando en un restaurante para cenar y ¿sabéis lo que me pasó? Me sentí alegre y feliz al verla que estaba bien. Incomprensible ¿no? Para mí también lo es pero esa fue mi reacción. Pasé muy cerca de ella para tener la última imagen de ella. Al llegar al hotel de Valencia le mandé mi primer sms después de un año sin responderle para desearle lo mejor en su matrimonio (pobrecito el chaval que se casa con ella. Una pena no haberle visto en ese momento) y que supiera que yo era muy feliz. Desde ese día hubo un cambio en mí radical. De la noche a la mañana era otro. Ya no luchaba por olvidar. La solución que aprendí ese día era que tenía que cerrar página, guardar todos esos recuerdos como una experiencia más en mi vida, extraer todo lo bueno de ella y aprender de los errores para cuando llegara la próxima se encontrara con chico mejor.
Próximo episodio: Metamorfosis